Retablo de San Bartolome

Iglesia de San Nicolás

 

El nuevo, retablo es una emulación del antiguo retablo del siglo XVI de la iglesia granadina de San José, es decir, no se trata de una simple copia, sino de un nuevo retablo donde las connotaciones artísticas contemporáneas son aportadas por el estilo personal de varios pintores profesionales con una amplia trayectoria artística. Es decir, un retablo del siglo XXI con la esencia del hispano flamenco del siglo XVI. Proyecto que se ideo por la imposibilidad de traerse el retablo primitivo al estar catalogado y protegido como Bien de Interés Cultural y por tanto inamovible; tampoco tenía sentido realizar una copia exacta del mismo al encontrarse el original a escaso 300 metros de San Nicolás.

El antiguo retablo gótico de la Iglesia de San José, de gusto ojival y estilo flamenco, datado en 1506, es atribuido por Gómez-Moreno González al pintor Petrus Christus II, pintor flamenco que residió en Granada. Nació en Brujas en 1472 e identificado por Camón Aznar como hijo de Sebastián Christus – gran miniaturista fallecido en 1500- y nieto de Petrus Christus I que fue discípulo de Juan van Eyck (Bearle 1420 – Brujas 1473). Fue nombrado maestro de la Gilda de pintores de Brujas y se instaló en Granada en torno a 1530 para encargarse de la planificación y adornos de los altares de la catedral, hasta su fallecimiento en 1530. El retablo tallado y dorado presenta delgados pilarcetes que lo dividen en tres series de pequeños encasamientos con sus doseletes tallados; en el principal hay una pequeña escultura de San Sebastián sobre fondo plano de decoración vegetal con picado de lustre y franqueado por las tablas que representan el martirio de San Bartolomé. En el segundo piso se representa a la izquierda el Nacimiento de la Virgen con Santa Catalina Mártir e Isabel la Católica, a la derecha la Visitación con Santa Catalina de Siena y en el centro la Asunción rodeada de serafines y la Trinidad en el momento de su coronación. El último piso cierra la composición iconográfica con la Flagelación, Crucifixión y quinta Angustia. Se ha planteado que probablemente el programa iconográfico de este retablo estuvo estipulado por los donantes para su capilla en la iglesia de San José, donantes que son representados en los cuadros del martirio de San Bartolomé. Todo el retablo es envuelto por una polvera o guardapolvo con motivos candelieri y pequeños óculos con pinturas que representa la Resurrección de Cristo y la Misa de San Gregorio y con connotaciones renacentistas.

El proyecto para la elaboración del nuevo retablo fue dirigido por el Departamento de Restauración de la Archidiócesis de Granada y desarrollado por un magnífico equipo de artistas. La estructura del nuevo retablo, fue ejecutado como una copia casi exacta, empleando una madera de cedro sin dorar, con acabado mate para ofrecer una enmarcación más actual. Estilísticamente ha sido parcialmente modificado al prescindir del guardapolvo y las decoraciones del último piso que presenta el original y reproduciendo los doseletes perdidos. Todo el soporte de madera se encuentra anclado sobre una estructura metálica que abre sobre el lateral derecho para poder incorporar las tablas pictóricas. Trabajo que fue realizado por la empresa ARTE EN BRONCE MOLINÉ SEGOVIA S.L.: Miguel Ángel Moliné Baena, Francisco Javier Galán Domingo y David Sánchez Cruz.

La escultura de San Sebastián es una pequeña talla policromada anónima de finales del siglo XV principios del siglo XVI, es decir análoga a la imagen del retablo primitivo. Dicha escultura pertenece a la colección de la Casa Arzobispal y que se encontraba inventariada y almacenada.  

A nivel pictórico, se ha contado con la participación de ocho pintores para la realización de las ocho tablas que compone el retablo, realizándose con la libertad artística que reside en la personalidad de cada pintor, con sus toques de pinceladas, técnica y gamas de colores, pero sin perder la esencia artística de la pintura flamenca. Proyecto que han participado: 

Francisco Lagares, con la magnífica versión de La Quinta Angustia o Descendimiento donde la elegancia de sus colores y pinceladas lo envuelve en una cuidadosa atmósfera clásica. Su creación plástica no necesita emular la técnica de los primitivos flamencos, no es un sacrificio estético al que se ha supeditado el pintor, sino, por el contrario, ha conseguido acercar aquel momento de la pintura al concepto actual de su obra. 

José Antonio García Amezcua, para la ejecución de la tabla del Calvario donde incorpora unos guiños ausentes de la obra original, como son la torre de la catedral de Guadix, un móvil y un galgo, elementos de un tiempo actual, una temática siempre presente en el artista y un espacio en el que vive y se desarrolla como tal. 

Miguel Ángel Maderas Luque, realiza la Flagelación. En su obra se puede apreciar su interés por la composición y el color. Composiciones protagonizadas por la conjunción de colores cálidos y fríos en una misma obra, fragmentándose como una suerte de vidriera compuesta de cientos de matices. Composiciones donde el sonido y el silencio conviven, así como lo abstracto y lo concreto. Miguel Ángel Maderas refleja la más reciente concepción figurativa en el arte.

Francisco Carrillo Cruz, nos deleita con la magnífica copia de la Visitación que con su magnífico control de la luz y el color matiza esa atmósfera flamenca, incorporándole además una estela de avión como guiño contemporáneo. El pintor se implica en el cuadro con la misma intención y anhelo que desborda en sus paisajes, en sus composiciones de hermosas cerámicas antiguas, en sus modelos.

Jesús Conde Ayala, emula el Nacimiento de la Virgen con la incorporación de su sello personal con unos escarpes de armadura a los pies de la cama. En esta obra podemos ver claramente esa pincelada suelta casi abstracta en los ropajes de los personajes y la cama y que tanto caracterizan al pintor. Todo en Jesús fluye en su espacio, haciendo del cuadro versionado una pieza diferente, que vibra en la originalidad de lo único, en la atmósfera de su instante.

 

Lola Blanca López, para la emulación de la Asunción. En ella podemos observar una mayor suavidad de los claro oscuros y una gama cromática algo más variada que el original, sobre todo en los serafines. La visión de Sierra Nevada será la incorporación de la pintora. La delicadeza del trato con los objetos de alta época, la pulcritud de su trabajo, donde los tiempos pueden ser indiferentes y las horas insignificantes, son los avales más que notables para afrontar un trabajo como el presente.

Eusebio San Blanco, nos ofrece una interesante obra con un estilo innovador del Martirio de San Bartolomé, el entrecruzamiento de las finas pinceladas, casi veladas ofrecen a la obra un exquisito cromatismo donde la luz y el dibujo es predominante en contraposición de la antigua tabla flamenca. Artista que percibe la pintura como su propia vida: disfrutándola con la mayor intensidad posible, hasta el punto de sentirse cómodo provocando a unos pocos con cautela y satisfaciendo a otros tantos con algún brote de ironía.

Juan Carlos Conde Ayala, nos ofrece una interpretación contemporánea de la Predicación de San Bartolomé con fuertes contrastes de color y donde el dibujo es predominante en su estilo. Las caras femeninas de las figuras principales han sido transformadas para represar a la familia del pintor, su mujer y sus dos hijas. Aborda la obra como una nueva clase de pintura y estética, fusionando técnica y teoría de un pretérito para cautivarnos en el presente.